• Hace exactamente 120 años de aquel gran baile ofrecido a Don Porfirio Díaz aquí en Guadalajara.
• El lujo y esplendor así como la elegancia de los más de tres mil invitados marcó una época.
• El patio de la antigua Universidad se transformó para esa noche en un sueño.
• ¿Qué temor o precaución hizo que Díaz tan sólo viniera dos veces de manera oficial?
Si un acontecimiento social marcó una época en el cénit y gloria del “Porfiriato” sin duda lo fue aquel famosísimo baile ofrecido a DON PORFIRIO DÍAZ un 7 de Diciembre de 1896, y que literalmente trajo de cabeza a toda la alta sociedad tapatía por tratarse del Presidente de la República ya “blanqueado” y refinado y respaldado con esa fama que se había creado de gran estadista y militar de alto rango tanto en México como en el extranjero. Dos años duraron las gestiones realizadas en Palacio Nacional por Don LUIS DEL CARMEN CURIEL para que DÍAZ aceptara venir a Guadalajara la orgullosa y señorial “Sevilla de América”… sobradas razones tenía para no querer volver sabiendo sin duda que a él se le achacaba el crimen del gran Gral. RAMÓN CORONA unos ocho años antes y peor aún —su amistad con LOZADA el temible “Tigre de Alica”— así como el ser el autor de no pocas intrigas y “chicanadas” inaugurando así un estilo de gobernar que hoy sigue tan vigente como entonces.
Al confirmarse que volvía a Guadalajara, se formó una comisión a fin de llevar a cabo la recaudación pecuniaria que logró reunir 17 mil pesos de entonces (contra los 500 que Ramón Corona reunió para aquel baile ya reseñado en el Teatro Degollado en 1885) cifra inaudita jamás reunida en esta ciudad y que aportaron los 125 “elegidos” entre ricos y muy ricos tapatíos de entonces, entre cantidades que iban de los cinco a los mil pesos, y a fin de evitar conflictos entre Gobierno Estatal y Municipal, se decidió que la Cámara de Comercio fungiera a manera de “anfitriona” para este gran baile, y que la Ciudad y el Estado ofrecieran otros eventos, entre los que se destaca una gran Comida únicamente para señores y una función de gala en el “Teatro Degollado” con la puesta en escena de “Batalla de Damas” con MARIA TUBAU y su Compañía, obra muy de moda en la época como también lo fue “El Rey que Rabio” o “Las Campanas de Carrión”, de tal forma que “Loreto y Ancira”, los impresores “par excellence”, rápidamente imprimieron más de mil 500 invitaciones dobles, así como los carnets de baile y menú para la cena. Ni qué decir que las grandes casas comerciales como “La Ciudad de México” o “Las Fábricas de Francia” de manera expedita y con la ayuda de Madame GUILLOT en la primera y una Madame más en la segunda y que se ocupaban ambas de llevar los salones de “Haute Couture” resurtieron sus pedidos a París para las sendas “toilettes” que las damas y chicas más encopetadas de aquella Guadalajara iban a lucir para esa noche tan especial. Desde el famoso baile ofrecido por RAMÓN CORONA y MARY Mc ENTEE de CORONA once años atrás no se había vuelto a ver tal revuelo por asistor a un baile. El no haber recibido la tan codiciada invitación o no haber asistido se tomó como un auténtico “suicidio social”.
Algo similar sucedía en la joyería “La Esmeralda”, única sucursal de la de Cd. de México, o en “Al Piano de Cola”… la sedería “El Paje” o en “El Nuevo Mundo” en donde las y los elegantes literalmente se peleaban por lo más novedoso y a la moda aquel Diciembre de 1896.
Esto no era un bailecito “cualquiera”, era “EL” baile a Don PORFIRIO… encabezando la comisón de ornato de Don ERNESTO PAULSEN famoso personaje alemán dueño de la célebre ferretería “La Palma” quien además distribuía la platería francesa de la casa “Christofle” o bien los muebles austriacos “Thonet” auténticos. PAULSEN a su vez comisionó a FEDERICO AMERIGO para la confección de los adornos y colgaduras que habían de convertir al enorme patio de la antigua Universidad en un salón de baile de cualquier palacio europeo.
Así fue como se ordenaron casi 50 enormes espejos todos de un mismo tamaño, varas y varas de finísimo crespón, gasas y Moisés para los cortinajes y para cubrir todo aquello que no fuera acorde al diseño y estilo recargado tan de la época. Más orientado aun al llamado “segundo Imperio”… Así del centro del patio recubierto por más y más varas de crespón pendía un enorme candil de ¡¡Doscientas luces..!! pocas veces visto y que le dio supremacía a esta fiesta sobre otras más que durante todo el “Porfiriato” se llevaron a cabo en todo el país.
La investigadora CLEMENTINA DIAZ y DE OVANDO anota en una de sus obras recientes cómo este gran baile, así como uno ofrecido en el Palacio de Minería y desde luego el gran “Baile del Centenario” son considerados como algo excepcional y pocas veces visto. La escalera colonial se recubrió con guirnaldas al igual que los 28 arcos de cantera de ambos pisos, la cocina para la cena “placeé” de los más de tres mil asistentes se comisionó a la “Pastelería y Dulcería francesa de “Lions” y la cantina a Don PEPE ROLLERI del célebre restaurante “La fama Italiana”… Imposible reseñar en una sola entrega todo aquello que hizo de este acontecimiento una autentica nota social de la cual se habló en todo lo largo y ancho del País… dejamos para un próximo articulo los detalles y el trasfondo de esta visita de DIAZ a Guadalajara y por qué no asistió acompañado de su esposa CARMELITA… Mientras tanto, la Orquesta de don DIEGO ALTAMIRANO y sus 60 profesores ejecutan los valses de moda de compositores como STRAUSS y WALDTEUFEL y los cientos de parejas arrancan con los complicados pasos de “Las Cuadrillas” y “Los Lanceros”… ¿Dónde quedó todo este mundo? ¿A dónde o cómo es que una sociedad tan uniforme y organizada como lo fue o ha sido la Tapatía se ha dispersado ? ¡¡Esto y más en otra de nuestras entregas semanales!!