Sin duda la gran noticia triste de este fin de año lo ha sido el fallecimiento de RAFAEL TOVAR Y DE TERESA… con quien nos unió una gran amistad a través de su hermano GUILLERMO, fallecido también hace justo tres años en el mes de Noviembre. Dos personajes irremplazables, uno todo un genio para la música clásica y el segundo tal vez el historiador más notable que ha dado México en las últimas décadas; ambos dueños de una lucidez y una inteligencia fuera de serie y por último FERNANDO, el menor notabilísimo abogado y también con un particular gusto por el arte. Valdría hacer hincapié en la influencia que pueden tener los genes… en este caso la erudición y el talento les viene de la rama Tapatía como descendientes que fueron de Don AGUSTÍN FERNÁNDEZ VILLA y ARROYO DE ANDA doña REFUGITO GORDOA y PEREDA, un matrimonio ejemplar que durante la segunda mitad del S.XIX y buena parte del XX presidieron desde su palacio la casona llamada de “Los Veinte Balcones”, buena parte de la sociedad tapatía en un término medio entre liberales y conservadores. Doña REFUGITO, dueña de una categoría y una “facha” señorial, fue siempre en extremo discreta y ajena a la “vida de salón”… peinada hasta el fin de sus días con el imprescindible “moño” o “chongo” y tocada con finísimas mantillas de blonda o riquísimos mantones de Burato que la Nao de China descargaba entre muchísima más fina mercadería en San Blas antes de tocar el Puerto de Acapulco y, apenas se le veía en Misa y por sobre todo en las funciones especiales en nuestra Catedral. Una generación atrás Don ANTONIO FERNÁNDEZ VILLA Y PEREDO casado con Doña MARÍA DE JESÚS ARROYO DE ANDA PANIAGUA y OCHOA GARIBAY ya había sido Prefecto Político de Guadalajara hacia el año 1829 y se le ve presidiendo los más notables actos de la vida política y cultural de aquella Guadalajara. Heredero de un título nobiliario (Conde de Gustarredondo) otorgado a su tío bisabuelo por el Emperador CARLOS VI de Austria en 1723 y revocado por el Rey FELIPE V de ESPAÑA, haciendo poco uso del mismo por una sucia jugada llevada a cabo en España. Cabe destacar que el famoso monje Carmelita el PADRE MANUEL NÁJERA llegó a ser referencia de la esposa de Don ANTONIO como una gran dama de grandes virtudes y que hacia los 1830 abría sus salones para recibir en elegantes tertulias a los sabios, literatos, músicos y científicos que ya abundaban en esta capital, inclusive la llegaron a llamar la “Madame DE STAEL”, tapatía por la forma tan exquisita como recibía.
De esta pareja nace Don AGUSTÍN FERNÁNDEZ VILLA en 1829 con el tiempo y sus estudios llegó a convertirse en un gran literato y sabio de renombre, quien al casarse con Doña REFUGITO GORDOA y PEREDA en 1854 y acorde a los vientos liberales que ya soplaban acorto el apellido y lo unió al de su esposa quedando solo uno que hasta la fecha se conoce como VILLA GORDOA. Doña REFUGIO tenía entre sus ascendientes al primer Obispo de Guadalajara en el México ya independiente Don JOSÉ MIGUEL GORDOA y BARRIOS Presidente de las CORTÉS DE CÁDIZ en 1820 y Gran Cruz de la ORDEN DE CARLOS III, y por si fuera poco se vuelve una de las herederas del título del Condado de SANTA ROSA DE MALPASO dueño el titular de riquísimas minas de plata en Zacatecas. Al erudito don AGUSTÍN y doña REFUGITO les toca vivir en el palacio ya citado que hacia esquina en las calles de Santo Domingo y Don Juan Manuel, hoy la primera lleva el nombre de Av.16 de Septiembre y de la famosa “Casa Encantada” como también se le conoció no quedan ni rastros ni lejanamente. Señorial y sobria mansión que ocupaba literalmente toda una cuadra y en la que en aproximadamente 40 salones y habitaciones se encontraban cuajadas de buenísimas obras de arte colonial, lienzos europeos, y plata por doquier. Candiles de cristal Veneciano, muros cubiertos con Damasco al igual que los “canapes” o sofás, enormes lunas o espejos y la infaltable vajilla de plata pura que en toda casa las había, aun en familias de la clase media, así como los tibores de la China (Compañía de Indias) que se utilizaban a manera de macetas, en los corredores y patios… De la historia tan peculiar de este palacio ya hemos escrito en anteriores entregas y sería largo ennumerar aquí. Cuando se habla de la Ciudad de México como “La Ciudad de los palacios”, no hay que olvidar que la nuestra también los tuvo y en buena cantidad. En un estilo —eso sí— sobrio y limpio sin esos arrebatos ultrabarrocos que imperaron en las casonas de aquella capital con aquellos patios oscuros y fríos entresuelos o igual que en la Ciudad de Puebla. Aunque bellos seguramente en la época a los Tapatíos nos hubiese parecido hasta cursi.
Aquí en la casa de los “Veinte Balcones” vivieron varias generaciones de esta noble familia encabezada por Don AGUSTÍN y doña REFUGITO y nueve hijos que les sobrevivieron. En ese ambiente cálido y rodeados de personajes ilustres de la época como Don JUAN GUTIÉRREZ MALLEN gran amigo de la familia, o Don RICARDO de ESTRADA y PORRES BARANDA familiar de la señora de la casa, o el propio Padre y filólogo fray MANUEL DE SAN JUAN CROSTOMO NAJERA transcurrió buena parte de la vida de esta notable familia más que por su riqueza por su discreción, generosidad y educación. Don AGUSTÍN FERNÁNDEZ VILLA llegó a escribir y publicar 6 libros destacando particularmente el intitulado “Breve Historia sobre la Antigua Escuela de Pintura en Mexico “ o “La Vida de San Pascual Bailon” raros volúmenes imposibles de conseguir y que por una auténtica “serendipity” o serendipia encontré yo entre viejos libros que había heredado de la abuela, mismo que GUILLERMO TOVAR Y DE TERESA no lo tenía y que tuve el gusto de obsequiárselo. De esa familia el hijo mayor o primogénito ANTONIO VILLA GORDOA andado el tiempo se casa con MARGARITA LÓPEZ-PORTILLO y ROJAS a su vez esta era hermana del notabilísimo escritor de los mismos apellidos. De esta unión nace DOLORES VILLA GORDOA y LÓPEZ PORTILLO, ya en 1911 esta casa con RAFAEL TOVAR y ÁVILA originario de Cocula, la boda todavía se celebra en la mansión familiar de las calles de Don Juan Manuel, a su vez procrean a seis hijos, a saber: DOLORES TOVAR que sería después Sra. de LOAEZA, RAFAEL, GUILLERMINA, ANGEL, LUIS Y CRISTINA que sería despues Sra. de GONZÁLEZ RUL. Muy seguramente hacia comienzos de los 30’s ya la familia se sitúa en Ciudad de México sin el lujo y boato al que estaban acostumbrados en un palacio como el mencionado y tal vez con poco o poquísimo de lo que la debacle de la Revolución y problemas familiares pudieron rescatar… es una casualidad que al mudarse a las calles de Milán en la Colonia Juárez se topan con un vecino tapatío, ni más ni menos que CHUCHO REYES quien se exilia a “la capital” después del acto más bochornoso que la historia moderna registre en nuestra ciudad por parte de las autoridades, junto a sus hermanas TOÑA y MARÍA se vuelven una especie de gran familia, y es CHUCHO REYES que debido a su afición por las antigüedades que poco a poco rescata a veces por obra de la casualidad exquisitas piezas que en su momento decoraron la famosa “Casa de los Veinte Balcones”. Volviendo a las “genealogias”, al ser RAFAEL el primogénito por varonía le hubiese correspondido poseer el mencionado título del CONDE DE GUSTARREDONDO, este se convierte en un notabilísimo doctor internista y Director de la Escuela de Enfermería y Obstetricia de la UNAM, quien se casa con ISABEL DE TERESA y WIECHERS de muy conocida estirpe “Porfiriana” y que aunque en sus ancestros destacan familias de muy notable prestigio colonial como los RIVADENEIRA o LOS DE LA LLAVE, su prestigio más bien se asentaba en la época del Porfiriato quedando muy en claro que la “línea” intelectual y artística definitivamente les viene de la rama Tapatía. Entre RAFAEL TOVAR VILLAGORDOA e ISABEL DE TERESA se conjuntó lo mejor de las familias de la NUEVA GALICIA y lo mejor que había nacido al amparo de Don PORFIRIO DÍAZ. DE aquí provienen siete hijos ISABEL, LORENZA, GABRIELA, RAFAEL que es el tema que nos ocupa, enseguida GUILLERMO y por último FERNANDO y JOSEFINA.
Como hemos señalado el talento y el gusto y pasión por las artes, la literatura en todas sus formas no se improvisan, hay siempre atrás años y hasta siglos de arduo trabajo y también de un cierto modo de vida. Es así que RAFAEL TOVAR DE TERESA se distinguió de la mayoría de eso que llama “clase política”, que muchas veces es lo que menos poseen. Las ironías de la vida que nunca faltan hacen que RAFAEL se case en primeras nupcias con CARMEN BEATRIZ LÓPEZ-PORTILLO Y ROMANO hija del entonces Presidente de México JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y CARMEN ROMANO… en lo que fue una de las bodas más elegantes que yo recuerde en los años 80’s, nada más y nada menos una historia que se repitió entre ambas familias y parientes entre sí, procreando dos hijos RAFA y LEONORA. Volviendo al título de CONDE DE GUSTARREDONDO al rehabilitarlo el historiador y erudito GUILLERMO TOVAR correspondiéndole a RAFAEL este le cede los derechos a su hermano, GUILLERMO como sabemos fallece y quien ostenta hoy el multicitado título viene a ser RAFAEL TOVAR y LÓPEZ PORTILLO. En segundas nupcias casa el entonces Embajador de México en Italia con la muy guapa MARIANA GARCÍA BÁRCENA, actual viuda de TOVAR DE TERESA y le sobreviven además dos hijas pequeñas. ¿Por qué recalcamos tanto la historia de viejos títulos nobiliarios? No es por pretensión ni por alardes aristocratizantes, sino por un valor intangible pero a la vez histórico, además el recuperar en particular éste y devolverlo a sus originales descendientes en México fue un logro y una tarea de años, la mayoría de dichos títulos se perdieron en las prohibiciones a usarlos de manera oficial o en las múltiples guerras que el siglo XIX se padecieron en nuestro País, empobreciendo muchas veces a los titulares de los mismos y por su parte y sin que se diera aviso a parientes lejanísimos se los adjudicaron en la Península Ibérica muchas veces de mala o muy pero muy mala fe. Entretanto no nos resta más que desear una MUY FELIZ NAVIDAD a nuestros fieles lectores y esperando que el 2017 sea un buen año. Nuestra “cartita” al NIÑO DIOS está ya más que lista para depositarla en el zapato la noche del 24 o NOCHEBUENA siguiendo nuestras costumbres TAPATÍAS pues aquí no sabemos quién es Santa o Santa Claus, ¡ni nos interesa!